Ford T: el inicio de todo

Ford T: El coche que revolucionó la automoción

El Ford T es, sin lugar a dudas, uno de los automóviles más emblemáticos en la historia de Ford y, en general, de la automoción debido a lo que significó para esta industria hace más de 100 años.

Conocido popularmente como «Tin Lizzie» o «Leaping Lena», este modelo marcó un antes y un después en la industria, transformando la manera en que el mundo se movía y dando inicio a la era del automóvil accesible para las masas.

El Ford T en una calle de EEUU en sus primeros años de producción
Ford T

Los inicios del Ford T

El Ford T fue introducido al mercado por la Ford Motor Company el 1 de octubre de 1908 y diseñado por Henry Ford, quien tenía la visión de crear un automóvil fiable, fácil de mantener y, lo más importante, asequible para el trabajador promedio. 

Antes del Ford T, los automóviles eran considerados artículos de lujo, accesibles solo para los más ricos y la producción en masa y la cadena de montaje, implementadas por Ford, permitieron reducir significativamente los costos de producción y, por ende, el precio final del vehículo.

El Ford T se produjo en diversas plantas de la compañía, pero la fábrica más famosa fue la Highland Park Ford Plant en Michigan, conocida como la «Catedral de la Producción», ya que, aquí, el uso de la línea de ensamblaje revolucionó la fabricación, aumentando la eficiencia y reduciendo el tiempo de producción de cada coche de 12 horas a apenas 93 minutos.

Varios Ford T aparcados uno al lado de otro
Ford T con distintas carrocerías

Evolución de la automoción gracias al Ford T

El impacto del Ford T en la automoción es incuestionable ya que no solo democratizó el acceso al automóvil, sino que también impulsó mejoras en la infraestructura vial y cambió el paisaje urbano y rural de Estados Unidos y del mundo. 

La necesidad de carreteras más seguras y pavimentadas se hizo evidente, lo que llevó a inversiones significativas en infraestructura.

Además, el Ford T fomentó el desarrollo de nuevas tecnologías y mejoras en la cadena de suministro y la estandarización de piezas y la producción en masa fueron adoptadas por otras industrias, mejorando la eficiencia en la fabricación de una amplia gama de productos.

Prestaciones del Ford T

El Ford T estaba equipado con un motor de cuatro cilindros en línea, con una capacidad de 2,9 litros con una potencia de 20 CV, una cifra modesta en comparación con los estándares modernos, pero más que suficiente para los estándares de la época. 

Su diseño simple y robusto lo hacía fácil de reparar, una característica crucial en una era donde los talleres mecánicos eran escasos. El vehículo tenía un peso aproximado de 540 kilogramos y sus dimensiones eran bastante compactas, con una longitud de 3,4 metros, un ancho de 1,5 metros y una altura de 1,8 metros, lo que lo hacía manejable y adecuado para las carreteras y caminos de principios del siglo XX.

La aceleración del Ford T de 0 a 100 km/h no es comparable con los estándares actuales, ya que este vehículo no estaba diseñado para la velocidad y, de hecho, su velocidad máxima era de aproximadamente 70 km/h, lo cual era más que suficiente para los desplazamientos de la época.

El Ford T siendo admirado por dos ciudadanos
Ford T

Como curiosidad, el Ford T contaba con un sistema de transmisión planetaria de dos velocidades, lo que facilitaba su manejo, especialmente para aquellos que nunca antes habían conducido un automóvil. 

Además, la simplicidad de su diseño mecánico permitía a los propietarios realizar muchas de las reparaciones y el mantenimiento por sí mismos. Estas características combinadas hacían del Ford T un vehículo revolucionario para su tiempo, accesible, fiable y fácil de mantener, cumpliendo así con la visión de Henry Ford de crear un automóvil para las masas.

Precio y evolución del Ford T

El precio del Ford T fue uno de los factores clave para su éxito ya que, cuando se lanzó por primera vez en 1908, partía de aproximadamente 850 dólares, una cantidad considerablemente más baja que otros automóviles del mercado. 

Sin embargo, gracias a las mejoras en la producción y la eficiencia de la línea de ensamblaje, el precio del Ford T fue disminuyendo progresivamente y en 1925, el precio había caído a unos 260 dólares, haciendo del Ford T el automóvil más asequible de su tiempo.

La estrategia de precios bajos de Henry Ford se basaba en el volumen pues, al producir y vender grandes cantidades de vehículos, la compañía podía reducir los costes y ofrecer precios más accesibles. 

El Ford T se convirtió rápidamente en un fenómeno social y económico que transformó la movilidad y la industria a nivel global gracias a un diseño simple pero eficaz, combinado con un precio accesible que le hizo el coche preferido de millones de personas en todo el mundo. 

Desde este primer coche de la marca americana hasta hoy día, la evolución de Ford ha sido más que notable y su último lanzamiento más radical, el Ford GT, es la prueba viva de ello.

Uno de los primeros Ford T que dura hasta hoy día
Ford T